La famosa "capital de los Alpes" es una preciosa ciudad en medio de montañas increíbles, con un encanto medieval y una atmósfera alpina como pocas.
Innsbruck es una de mis ciudades favoritas y una de las que más he disfrutado en mis viajes. Se trata de la capital del Estado del Tirol en Austria, una región montañosa y boscosa llena de cabañas, pueblos pintorescos, castillos y paisajes increíbles.
Se ubica cerca de la frontera con Baviera en Alemania y la mejor manera de llegar a ella es utilizando el aeropuerto de Múnich para después tomar un tren. Esta pequeña ciudad está custodiada hacia todos los puntos cardinales por el encanto de los Alpes, donde se han consolidado algunos centros de esquí famosos.
La capital tirolesa es toda una maravilla ya que además de estar rodeada de grandes montañas su zona centro verdaderamente es bella. Cuenta con varios estilos arquitectónicos que pueden ser identificados en sus edificios y fachadas, entre los cuales destacan el neogótico, el románico y el barroco. Sus edificios están pintados con tonalidades pastel y sus calles perfectamente trazadas y limpias, están llenas de tiendas, cafeterías y restaurantes.
Innsbruck tiene una población de no más de 250,000 habitantes y la mejor manera de conocerla es caminando. Un día y medio o dos, son suficientes para conocer sus principales atractivos.
La capital del Tirol es orgullosa de su herencia cultural, misma que se ve reflejada en sus magníficos palacios y museos, pero también, en sus productos regionales como el speck (tocino de los Alpes) y en la vestimenta de sus pobladores tradicionales. Aquí será muy fácil conseguirte el típico sombrero con una pluma y por supuesto, también el traje local, que no es mas que el clásico short ajustado con tirantes (lederhosen) en hombres y en las mujeres el vestido floreado y colorido (dindrl).
Como lo mencioné previamente la mejor manera de adentrarse en ésta ciudad es caminando y deteniéndose a revisar sus detalles arquitectónicos. La calle Maria Theresien es la principal ya que en ella se encuentra la mayor cantidad de negocios y restaurantes. Otra calle que sin duda debes recorrer por sus galerías, museos y opciones de compras es la Herzog Friedrich, que no es mas que la continuación misma de Maria Theresien. Al llegar al final del camino te toparás con un curioso tejado sobre un edificio con láminas hechas de oro. Este sitio se llama "Tejadito de Oro" y es uno de los puntos más fotografiados de la ciudad.
También en Innsbruck puedes visitar las tiendas de los famosos cristales y diamantes Swarovsky así como las instalaciones de la plataforma de salto de esquí Bergisel, diseñado por la famosa arquitecta Zaha Hadid.
Te recomiendo darte un tiempo para ascender a la torre del reloj que se encuentra a unos pasos del "Tejadito de Oro", desde la cual tendrás una espectacular panorámica 360º de la ciudad. De igual manera y sin salirte de la zona centro puedes visitar el Museo del Tirol o el magnífico Palacio Imperial Hofburg, que cuenta con magníficas piezas y muebles de siglos pasados.
Para terminar tu día puedes comer un rico pastel Sacher, que es el más tradicional de la región alpina tirolesa. La Sacher Shop se encuentra en la entrada del Palacio Hofburg sobre la calle Hofgasse.
Innsbruck ofrece varios atractivos más si tienes un día extra en la ciudad. Puedes conocer el Alpen Zoo, o bien subir en teleférico a la montaña Noordkette para visualizar la panorámica de ésta linda ciudad que se encuentra ya muy cerca de la frontera con Alemania.
No dudes en hacer un espacio en tu itinerario para conocer esta población, seguro te va a encantar y querrás regresar otra vez seguramente.
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