jueves, 22 de agosto de 2019

Europa en ésta década: Capítulo 1 (2011 Primera Parte).

El primer viaje fue sumamente especial, por primera vez viajaría del otro lado del planeta y estaría muy lejos de casa


Para mí esta segunda década de siglo ha sido muy especial en cuestión de viajes. Tuve la oportunidad de conocer el continente europeo y regresar a el dos ocasiones más.

Esos viajes abrieron mi mente, me dotaron de un asombro y de múltiples experiencias que llevaré conmigo para el resto de mi vida. Nunca más volví a ser la misma persona ni a ver las cosas desde el mismo ángulo. No cabe duda que la oportunidad de realizar viajes (sean largos o cortos, nacionales o internacionales); nos permite mejorar nuestra capacidad de análisis, nuestro criterio se hace más amplio y todo eso nos sirve para ser mejores personas.

Les comparto algunos aspectos de mi primera vez visitando Europa.


2011: El choque multicultural que rebasó todo lo previamente conocido


La primera vez que pisé suelo europeo fue en el verano del año 2011. Fue un viaje de casi un mes de duración comprendido entre los meses de julio y agosto. La particularidad de aquella ocasión es que viajé con mi hermana y dos amigos; quienes contaban con familia allá facilitándonos alojamiento y traslado algunos días.

Aeropuerto de Barcelona

Mi puerta de entrada fue Barcelona en España. Recuerdo ver con asombro el orden de las calles, las señales viales, las construcciones y la cantidad de botes para cada tipo de basura. Sus ramblas llenas de árboles, el Parque Güell y la Sagrada Familia en eterna construcción, fueron los puntos que dejaron en mí una mayor impresión en esa ciudad.

Las Ramblas


Creo que fue muy importante para esa experiencia el haber contado con el respaldo de gente conocida que nos dieron consejos y facilidades. Considero igualmente que haber llegado a un país donde se habla el mismo idioma colaboró a que el impacto cultural fuera mucho más accesible.

Parc Güell


Posteriormente viajé de Barcelona a París en avión. Aquél vuelo de hora y media sería mi primer tramo aéreo entre dos ciudades europeas. Tuve la oportunidad de practicar y poner a prueba mis estudios previos de francés básico. La satisfacción de poderme comunicar con personas locales en su idioma es algo que hasta la fecha recuerdo con mucho gusto. París fue asombrosa, conocí la Torre Eiffel, el Museo de Louvre, la zona de rascacielos de La Défense y los Campos Elíseos con todo su glamour. La magnificencia de sus edificios y la elegancia de sus calles y barrios céntricos simplemente me impresionaron. La red de metro fue toda una locura por la cantidad de líneas y transbordos existentes, pero mi experiencia previa viajando por el metro de la Ciudad de México durante años me sirvió como amortiguador.


Río Sena en París

La Défense en París

Panorámica desde la Torre Eiffel


De París viajé a Lyon a través del TGV (Tren Grand Vitesse) y aún recuerdo el asombro provocado en mi el hecho de ver como nos desplazábamos a 330 kilómetros por hora. Rebasando automóviles con facilidad las casas y cerros se acercaban y alejaban conforme pasaba el tren y al final, la llegada a la capital de la gastronomía francesa nos recibió con un ligero aguacero. Lyon fue la ciudad que más me gustó de todo el viaje y curiosamente era una de las que menos tenía conocimiento previo. Sus barrios, su famosa colina con su increíble mirador, los ríos que la atraviesan y el orden y amabilidad de la gente, hicieron que me sintiera muy a gusto y que quisiera permanecer en ella más días. Desafortunadamente el viaje ya estaba bien calendarizado y no podía prolongar más mi estancia en la que hasta ahora, es mi ciudad favorita de Europa.

Lyon, Francia

Panorámica de Lyon desde la Fourviére


El viaje de Lyon Francia a Turín en Italia me generaba muchísimas expectativas. El hecho de que por fin iba a conocer mi país favorito y que tantas ganas tenía de visitar eran sin duda el acontecimiento más grande. Atravesé los alpes y la frontera franco italiana en un entorno boscoso, a veces a la par de la autopista a veces alejándonos un poco. Uno, dos, tres o más túneles que no pensé siquiera existieran, terminaban con el mundo francófono y daban la bienvenida al país de la bota.

Turín fue la primer ciudad italiana que conocí y por ese hecho siempre será muy especial para mí. Sabía que ahí jugaba la Juventus, que se encontraba la sábana santa y que  existía un edificio muy particular con remate en forma de aguja. Lo mejor de Turín fue la tranquilidad, su panorámica desde el Monte de los Capuchinos y los edificios antiguos con un estilo arquitectónico distinto en relación a los destinos que ya había recorrido en este viaje.

Turín

Panorámica de Turín

De Turín tocó pasar a Milán y fue para mi otra gran alegría ya que si bien Italia era el país que más quería conocer en el mundo, Milán era la ciudad que más deseaba visitar en Italia. 

Milán


Milán fue mucho más de lo que pensé. Por ninguna parte vi esa ciudad gris, aburrida y poco turística como a menudo la nombran algunas personas y algunas publicaciones. Su catedral gótica me dejó sin aliento completamente. Esa maravillosa construcción es simplemente espectacular. Sus fachadas, su estilo, su interior y las vistas desde su techo son fundamentales. Disfruté la panorámica de Milán como nunca lo imaginé.

Panorámica de Milán


En Milán también me asombró la cantidad de tiendas de ropa, desde las marcas más conocidas hasta las más exclusivas se daban cita en los barrios céntricos. El Estadio San Siro donde juega mi equipo favorito el AC Milan fue visita obligada. Jamás olvidaré la sensación de ver por primera vez ese emblemático recinto.

Catedral de Milán


De Milán se tenía que viajar hasta Múnich en Alemania, pues en aquella ciudad nos reuniríamos con unas personas que nos darían un recorrido por los siguientes días. La expectativa que yo tenía era muy alta pues si bien Italia era mi país favorito, Alemania era el segundo que más quería conocer en el viaje. En un solo día pasaría de tierras italianas a territorio alemán, ¿qué podía ser más perfecto que eso?

Escala en Verona de 4 horas y tiempo suficiente para conocer un poco una ciudad que no estaba en el libreto pero que de igual manera me fascinó. Una ciudad llena de encanto en todo aspecto, calles, monumentos, parques, plazas y jardines. Verona me dejó una sensación de querer volver a visitarla tan pronto se pudiera, pues en verdad esa pequeña ciudad a la orilla de los pre alpes valía mucho la pena dedicarle un día o dos exclusivamente.

Centro de Verona


A continuación les contaré que el viaje en tren de Verona a Múnich fue increíble. Lleno de paisajes bellísimos, colinas, viñedos, montañas altas, castillos, villas, iglesias y un entorno inigualable. Casi 6 horas de estar pegado a la ventanilla del tren queriendo capturar aquellas estampas tan bellas, tan coloridas, tan interesantes.

Yo quería bajarme en cada estación a conocer todas esas poblaciones que parecían salidas de un cuento. La tarde caía y seguíamos en territorio italiano aunque algo me llamaba mucho la atención, los letreros de las estaciones iban añadiendo el alemán como segunda lengua conforme seguíamos avanzando rumbo al norte.

Cruzando los Alpes de Italia en dirección a Austria y Alemania

Trento, Bolzano, Bressanona, Brennero... ¡qué paisajes! ¡qué estampas alpinas tan bonitas! El viaje era largo pero lo bonito de los paisajes lo hacían valer minuto a minuto. Finalmente cruzamos la frontera con Austria y el paisaje continuaba siendo espectacular.

Al atardecer los alpes dejaron de aparecer y comprendí que los habíamos cruzado finalmente. Con ello deduje que ya nos encontrábamos en Alemania y que sería cuestión de minutos para arrivar a Múnich.

La estancia en Múnich fue breve y muy apenas para conocer algunos puntos importantes. Hubiése deseado contar con más tiempo para recorrerla pero era imposible. Me conformé con pasear por su centro y sus calles aledañas, con probar comida alemana y fotografiar el edificio del Ayuntamiento con su típico show de muñecos danzantes. 

Ayuntamiento de Múnich

Múnich Centro


Una rápida parada en el estadio Allianz Arena y a tomar carretera rumbo a Salzburgo en Austria.


Estadio Allianz Arena



Continuará...

jueves, 15 de agosto de 2019

HAMBURGO, ALEMANIA

Hamburgo es una ciudad increíble. La diversidad arquitectónica de esta urbe es sin duda impresionante.


La ciudad de Hamburgo se localiza al norte de Alemania, cerca de la frontera con Dinamarca y del mar del norte. Se trata de la segunda en tamaño, importancia y número de habitantes; los cuales suman alrededor de 3.5 millones en toda su área metropolitana.

Añadir leyenda


Esta urbe posee el segundo puerto más transitado de Europa (después de Rotterdam en los Países Bajos) y lo más curioso es que realmente está situado sobre el curso del río Elba y no precisamente en el mar.

Puerto de Hamburgo

Hamburgo a pesar de ser una ciudad grande te invita a recorrerla a pie principalmente, pues en cada esquina podrás admirar y asombrarte con los distintos estilos arquitectónicos que la han enriquecido y dotado de un sello particular.

Hamburgo Centro




Mi recomendación es que tomes dos tours, el primero de ellos es navegando en un bote que cada hora da un recorrido en los dos lagos interiores de la ciudad llamados: Binnenalster y AusBenalster. En dicho recorrido podrás admirar Hamburgo desde una perspectiva distinta y agradable viendo el skyline citadino con sus edificios modernos, sus casonas clásicas y las iglesias.




El segundo tour a tomar es el típico que se realiza en autobus y que te lleva a las partes más representativas de la urbe. Este se toma en distintos puntos de la ciudad pero te recomiendo hacerlo desde el mismo centro.

Posteriormente puedes caminar en la zona del puerto, donde podrás ver inmensas grúas y serás testigo de como el diseño y el urbanismo de vanguardia, han transformado bodegas, muelles y viejas instalaciones portuarias; en increíbles cafés, restaurantes, departamentos y oficinas.

Zona del puerto

Algo que llama mucho la atención en esta ciudad alemana es el número de iglesias y sus altas torres puntiagudas. De hecho el skyline de Hamburgo está principalmente compuesto por estas construcciones. Otro atractivo son los canales que atraviesas algunas zonas y que hacen un contraste bastante marcado con las casas y edificaciones en ladrillo rojo.



Moverse en transporte público es realmente fácil y funcional, pues la red de Metro Urbano y Suburbano es amplia y te lleva prácticamente a todos lados.

Estación de Metro de Hamburgo


El edificio de la Filarmónica del Elba (Elbphilharmonie) es digno de ser fotografíado varias veces, pues su diseño y ubicación son ideales para contemplarlo.

Edificio de la Filarmónica del Elba (cuando estaba en construcción 2011.)



Hamburgo es un destino muy significativo en Alemania, quizás no sea la ciudad más turística pero que se trata de una de las metrópolis más dinámicas, culturales y prósperas de esta nación. ¿Te animas a conocerla?